Siempre me ha fascinado el azar. O, mejor dicho, cómo el azar afecta a nuestro sistema de creencias. ¿En qué creemos? ¿Por qué lo creemos? ¿Nos fiamos de la suerte o somos firmes defensores del destino? ¿Cartas marcadas o libre albedrío?
Evidentemente, cada uno puede creer lo que le apetezca, pero nadie puede negar que los eventos casuales, el azar, la casualidad y la suerte afectan a nuestras vidas de formas insospechadas. Encuentros casuales, recuperaciones milagrosas de efectos personales perdidos, señales que entendemos como divinas...
En mis obras, siempre intento que el azar esté presente, afectando a mis personajes de la misma forma en que lo haría en la vida real, pero con un amente maquiavélica detrás -en este caso la mía-.
Por tanto, he creído que era un buen momento iniciar una serie de historias que hablan del azar de la forma como lo entiendo. La mayoría procederan de mi autor de referencia en el tema, Paul Auster, pero lo iré definiendo en cada una.
También siempre que lo crea oportuno, añadiré mis impresiones, ideas o los porqués de cada elección. Espero que sigáis la serie!
Ilustro esta primera entrada con un dibujo de mi admirado Bill Sienkiewicz que siempre me ha encantado y he asociado con la idea de poder hacer un viaje permitiendo al azar elegir el destino de un viaje. Simplemente coger un mapa, poner el dedo al azar y empezar el viaje... ¿Venís?
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