Debo admitirlo: nunca he sido un fan de los best-sellers. Tampoco es que los haya odiado per se, sino que, sencillamente, las temáticas de la mayoría de superventas no están entre mis lecturas preferidas. Sin embargo, de vez en cuando, alguno de estos libros -o autores- gravitan en mi cabeza durante un tiempo hasta que me decido a darles una oportunidad. En esta ocasión, la culpa la tuvo el diseñador del libro en cuestión, que decidió elegir un cuadro de Edward Hopper para ilustrar su portada -justo estoy leyendo sobre él para un proyecto-.
El último best-seller, pues, ha sido La verdad sobre el caso Harry Quebert, del que quería hacer una pequeña crítica.
Vaya por delante decir que el libro me ha encantado. No es la mejor novela que he leído, es cierto, pero su estilo me ha resultado muy atractivo, igual que su trama, como suelen hacer las historias con escritores o futuros escritores como protagonistas.
Aquí algunas de las razones que me han atrapado del libro -lo he leído en apenas 3 días-:
Para empezar, los 31 consejos del veterano escritor Harry Quebert al joven Goldman son pequeñas joyas, muy bien pensados y estructurados y, además, encajan muy bien con mi forma de ver el arte de la escritura. Muchos de esos consejos intento aplicarlos cuando escribo.
Además, la novela tiene un componente muy Auster, que me encanta. En las críticas que he leído de La verdad sobre el caso Harry Quebert lo comparan con Philip Roth o Jonathan Franzen, pero estoy convencido de que tan solo es porque están más en boga que el bueno de Paul Auster.
El uso que hace Joël Dicker de la historia americana como telón de fondo, el tejido propio de la narración, el encaje de los personajes del pueblo en la trama, todo es muy Auster. Incluso, me atrevería a decir, el uso de una historia dentro de una historia porque incluir fragmentos de obras ficticias escritas por personajes ficticios dentro de la novela es algo que Auster ha hecho en varias de sus novelas.
De momento, creo, que El libro de los Baltimore -el segundo libro de Dicker con Marcus Goldman en él-, que a primera vista se acercará aún más al estilo de Auster, me va a gustar también por esa simple razón.
Y, para terminar, aunque podría divagar algo más sobre la novela, que tengo fresca, es inevitable la comparación con la que, para mi generación, es la serie más mística, la primera que hizo un tipo de ficción distinta: Twin Peaks. (A veces, habiéndola visto después, creo que la idealizábamos demasiado)
Los puntos coincidentes entre Twin Peaks y La verdad sobre el caso Harry Quebert son numerosos: Laura y Nola, las dos víctimas adolescentes que parecen una cosa y son otra -en el caso de Dicker da aún un giro más a la víctima y a lo que pensamos de ella-; hay un dinner que es el centro de la acción en mucho momentos; la acción sucede en un pueblo pequeño y costumbrista donde todos guardan algún secreto; incluso hay un momento, hacia el final, donde se puede intuir un intento de misticismo -la madre de Nola-;...
Podría seguir pero creo que ha quedado claro.
En resumen, una buena novela para amantes de los misterios al estilo Twin Peaks o de las tramas que entremezclan presente, pasado y, por qué no, futuro.
Para los que se atrevan, trailer de la serie (no seré yo quien la vea después de haber leído el libro):
Hasta la próxima!
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