Emoción, tristeza, esperanza, empatía e indignación, una autobiografía que no deja indiferente.
Primero que nada, me gustaría empezar diciendo que no soy muy aficionado a leer biografías por placer (tampoco autobiografías) y que, normalmente, solo las leo cuando necesito recopilar algún tipo de información para mis novelas o escritos.
Sin embargo, J. Michael Straczynski siempre ha sido uno de mis creadores admirados. Y digo creadores en vez de escritores porque lo descubrí en mi adolescencia gracias a una serie aparentemente sencilla (si no recuerdo mal la hacían cada tarde en el Canal 33 catalán) que, a pesar de las apariencias, era algo distinto a las demás series que se veían por aquel entonces: Babylon 5.
La serie fue la precursora de shows como Lost, que implementan una trama a lo largo de una o varias temporadas, donde los personajes evolucionan y, además, alejan a la serie del típico episódico de la época (Se ha escrito un crimen, Equipo A, etc.).
Más tarde, me quedaría aún más fascinado por la etapa de Straczynski en los cómics de The Amazing Spider-Man y, desde aquel momento, he visto o leído todo lo que ha publicado.
Por esa simple razón, me compré Becoming Superman, su autobiografía (en inglés porque no hay edición en español, creo).
Cual ha sido mi sorpresa al descubrir la dura vida que llevado el escritor y lo bien que ha sabido llevarlo y plasmarlo en el papel. Becoming Superman es un viaje por la vida de su autor, pero también es un trayecto puramente emocional, donde los hechos quedan sepultados por las emociones y donde no puedes evitar sentir pensa por el pobre niño que fue. Un padre abusivo, una madre que estuvo internada en un psiquiátrico y que intentó matarlo siendo muy pequeño; incontables traslados de ciudad por los chanchullos familares; incluso un pasado nazi de Charles Straczynski, padre del autor.
En circunstancias normales, cuando un niño se cae o se hace daño, sabe que al menos hay una persona a la que puede pedir ayuda. Por contraste, yo no gritaba porque sabía que mis peticiones serían ignorada; o quizás me traerían más probelmas. Aprendí a evaluar la situación y hacer lo que debía para arreglarlas sin pedir ayuda. Mostrar vulnerabilidad cuando vives en un entorno violento y negligente llevaba invariablemente al abuso o al confinamiento hasta que poco a poco me silencié. Me sentaba durante horas sin hablar, hasta el punto en que la gente se olvidaba de que estaba en la habitación. Cuando hablaba, hablaba más como un adulto que como un niño, a años luz emocionalmente de los que me rodeaban.
Toda una odisea que, en vez de terminar como lo ha hecho, podría haber acabado muy mal porque, como dice el autor, si la pistola hubiera estado cargada habría terminado con la vida de mi padre y, en consecuencia con la mía.
En otro pasaje el autor describe la angustia que sintió (siendo muy joven) cuando el oculista le dijo que iba a quedarse ciego en menos de un año porque su padre, que jamás lo había llevado a una revisión, mintió al doctor para quedar bien y le dijo que hasta el pasado año veía perfectmante. La conclusión del oculista, entonces, fue que con aquella progresión de pérdida de visión tan fuerte, le quedaba menos de un año de visión.
Evidentemente, su padre no le dijo la verdad hasta mucho después.
Mi introducción a los funerales llegó cuando mi padre me llevó al servicio de un niño de mi edad que había estado jugando en un agujero de grava y se ahogó cuando se colapsó. No conocía al niño ni a la familia, pero eso no lo detuvo y condujo de un lugar a otro hasta que encontró la dirección nombrada en el periódico. Quería que viera a un niño muerto en su ataúd como advertencia para que no jugara en agujero de grava.
La primera mitad del libro es, como se puede ver, una desgarradora historia familiar que, si fuera una novela, nos costaría aceptar porque parece increíble por lo rocambolesco de la historia y, sin embargo, es real.
La segunda parte se centra más en la trayectoria professional de J. Michael Straczynki pero también hace hincapié en los momentos duros sin trabajo, en la sensación de inferioridad que su padre le creó al autor, en la incapacidad para mostrar sentimientos a pesar de ponerle toda la voluntad del mundo...
En definitiva, un libro muy recomendable para cualquier lector amante de las historias reales y también para aquellos aficionados al mundillo audiovisual porque cuenta muchos entresijos del funcionamiento de los estudios, de las series de TV, etc.
5/5 Sin ninguna duda. No os lo perdáis!
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