Hoy recupero el artículo del Magazine de La Vanguardia respecto a la fascinación que sentimos sobre las ciudades fantasma
Las localidades abandonadas por los humanos en distintas épocas siempre son un foco de atracción en todo el mundo
Georgias del Sur (Reino Unido)
Antigua zona ballenera
La puerta cruje, inquietante, después de años de silencio. Al cruzar el umbral, una sombra escapa al fondo, poniéndonos los pelos de punta. Y entonces llega un fuerte olor de… ¿pescado? No se trata de un fantasma aficionado a los frutos del mar, sino de un par de focas que nos espían con precaución. Ellas, los elefantes marinos y los pingüinos son los dueños y señores de las antiguas instalaciones balleneras de las islas Georgias del Sur.
Ubicadas al sur de las Malvinas y camino de la Antártida, las viejas factorías y las casas de los que allí trabajaban quedaron vacías tras aprobarse las leyes que protegen a las ballenas de la caza indiscriminada.
En King Edward Point o Punto Coronel Celaya, según se refieran al lugar los británicos o los argentinos, está la pequeña base del British Antarctic Survey, donde pasan el invierno cuatro personas, que pueden a llegar a una veintena en verano.
La mayor parte de las construcciones se encuentran en el litoral que da al norte, más protegido por las montañas. Del lado del mar, la nieve acumulada en lo alto forma glaciares que se precipitan en los fiordos.
Valle del Orontes (Siria)
Ciudades secas
El conflicto armado que sufre Siria alcanza los diez años. Durante este tiempo, los rigores de la guerra han dejado imágenes de destrucción, incluso en monumentos de la antigüedad como Palmira. Por esos resulta aún más inquietante la existencia de las ciudades muertas del Orontes.
No muy lejos de la localidad de Hama, viajando hacia el norte, se distingue en el horizonte el perfil de una gran población; basta salirse de asfalto y avanzar por pistas de tierra para encontrarse en medio de un espejismo: un conjunto de edificios intactos, conservados por el calor y la falta de lluvia, originales de los siglos III al VI d.C.
Precisamente fue la falta de agua la que obligó a los habitantes de Sergilla y Al Bara a abandonarlas, dejando para la posteridad puertas cinceladas, termas… todo un catálogo de arte romano y bizantino que sólo de vez en cuando ocupan para pasar la noche los nómadas beduinos.
Pripyat (Ucrania)
Víctima de Chernobyl y fenómeno viral
Un claro ejemplo de cómo una serie de éxito puede llevar a las autoridades y a los visitantes deseosos de aventura a forzar los límites: la ficción televisiva Chernobyl de HBO ha devuelto a la vida la ciudad fantasma de Pripyat. El accidente de Chernóbil tuvo lugar en 1986 y provocó el desalojo precipitado de esta ciudad que se había construido precisamente para albergar a los trabajadores de la planta nuclear.
En el momento del desastre albergaba unas 50.000 personas y los expertos decidieron que no podría volverse a habitar hasta que no pasaran… ¡24.000 años! Pero entonces llegó la fama en streaming y Ucrania descubrió que un montón de fans solicitaban permiso para visitar estas ruinas contemporáneas.
Como consecuencia, en lugar de prohibir el acceso, éste se ha regulado y sólo se puede visitar Pripyat como parte de un tour que sale de Kiev y que incluso ofrece la opción de pernoctar en las proximidades, en nuevos edificios, ya que no se permite acceder a los que ya estaban allí cuando sucedió el incidente.
Kolmanskop (Namibia)
El fin de los diamantes
Las extensiones desérticas de Namibia son famosas por su belleza, pero tras el atractivo estético se esconde también una fuerza letal. Corría el año 1908 cuando en la región cercana a Elizabeth Bay, cerca de la costa, se hallaron diamantes en el mismo lugar donde quedó atrapado el carromato del afrikáner Jani Kolman. La noticia corrió como la pólvora y pronto creció la ciudad de Kolmanskop, con sus edificios de madera de fuerte acento alemán, su hospital y su casino.
Allí no faltaba nada, excepto las vetas inagotables de riqueza, ya que después de la Segunda Guerra Mundial se hizo evidente que las existencias se acababan y el último habitante acabó por irse en 1956. Hoy se visita con un permiso especial, para evitar que el exceso de turistas estropee la imagen surrealista de los edificios invadidos por dunas que se cuelan por puertas y ventanas de esta ciudad fantasma.
Craco (Italia)
Peligroso equilibrio
Entre el torrente Salandrella y el río Cavone, muy cerca del golfo de Taranto, se encuentra la población de Craco. Poco amiga de las guías turísticas habituales, esta localidad del sureste italiano se alza hacia el cielo sobre una montaña de conglomerado inestable. Tanto, que en 1961 un corrimiento de tierras puso en peligro su equilibrio y su habitabilidad, aunque en realidad no fue desocupada hasta el año 1973, momento en que fue evacuada definitivamente.
Sin embargo, aquel promontorio ya resultó atractivo para los antiguos griegos, que fundaron allí la colonia de Montedoro, que luego fue reemplazada por la ciudad de Craco, edificada por orden del arzobispo de Tricarico en el siglo XI. De nuevo el cine la ayudó a cosechar cierta notoriedad, en este caso de la mano de Mel Gibson y su versión sangrienta de La Pasión de Cristo.
Rayen (Irán)
Calor infernal en la Ruta de la seda
Una cosa es ponerse a jugar con la arena de la playa para hacer castillos y otra muy distinta construir toda una ciudad de adobe. Un clima seco ayuda, y mucho, a mantenerlas en pie, pero en el año 2003 un terremoto borró casi por completo la ciudadela de Bam, en Irán.
Por suerte, los movimientos telúricos no afectaron a otra menos extensa pero igual de hermosa llamada Rayen. No muy lejos de Kerman, que Marco Polo hizo célebre como etapa en la Ruta de la Seda, y en tiempos más recientes por la producción y exportación de los mejores pistachos del mundo, Rayen fue construida en el siglo X, durante la época Sasánida.
Estuvo habitada hasta el 1850, a pesar de encontrarse a un paso del desierto de Lut, donde se han llegado a registrar temperaturas récord de 70º en verano. Hoy se puede pasear por ella en total silencio, como si sus inquilinos acabaran de salir dejando la llave en la puerta.
Belchite (Zaragoza)
Memoria de la Guerra Civil y plató de cine
Recuerdo de la Guerra Civil española, la industria del cine ha llenado Belchite de focos y vida para encarnar un asedio turco en Las aventuras del barón de Munchausen, de Terry Gilliam, el paisaje onírico e inquietante en El laberinto del fauno de Guillermo del Toro, o una Venecia que se desmorona en plena batalla con el malvado Mysterio en Spiderman, lejos de casa, de John Watts.
Publicado originalmente en La Vanguardia.
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