La figura de Jacobus Vrel resulta tan enigmática como sus cuadros. ¿Quién se oculta tras él?
“Jacobus Vrel es como un fantasma. No se han encontrado documentos que hablen de él o de sus obras. Su existencia solo se ha establecido por las cerca de 40 pinturas suyas que han sobrevivido y que difícilmente se pueden comparar o relacionar con las de sus contemporáneos”. Un fantasma, una aparición como las que se esconden en sus pinturas, por las que ahora se mueven cifras astronómicas.
El último descubrimiento del arte promete, como anuncia en las líneas que encabezan este artículo la gran monografía sobre Jacobus Vrel, Vrelle, Vreelle, Frel, Frell y Wrel, activo en los Países Bajos entre 1654 y 1662, que de todas estas maneras firmaba el pintor, y que si se ha convenido en establecer su apellido como Vrel es solo porque es la grafía que más veces aparece, y en realidad solo en tres cuadros.
Un perfecto desconocido
Los historiadores del arte han buscado en archivos de todo tipo ahora digitalizados, de iglesias a notarías, sin encontrar la más mínima referencia
Un descubrimiento-reconocimiento por todo lo alto para alguien de quien se llegó a dudar de su existencia, asimilándolo a De Hooch o Vermeer, o a un aficionado, un “Vermeer de los pobres”, como se llegó a decir. Nunca imaginaron que en el futuro, en el 2013, uno de sus cuadros se vendería por dos millones de euros. En el 2018, en otra subasta, dobló su precio.
Quizás en venganza por tan poca estima crítica, el artista cerró las puertas a cualquier dato que se pudiera hacer público de su persona, hasta el punto que Jacobus Vrel. Looking for clues of an enigmatic painter (Buscando claves de un pintor enigmático) se anuncia como “fruto de un seguimiento detectivesco” además de una investigación de historiadores de arte. En este caso, no solo han trabajado los escáners de alta definición y los pinceles, sino las notas digitalizadas de archivos, iglesias, palacios, municipalidades y notarías de los Países Bajos.
De allí se piensa que procedía, sin nada más allá de un par de hechos que también se podrían considerar circunstanciales para sustentarlo. Se sabe que estuvo activo entre 1654 y 1662, pero solo fechó una de sus obras: Mujer en una ventana, actualmente en el Kunthistorische Museum de Viena. Era el año 1654, y ni antes ni después hay ninguna otra datación a que agarrarse, tampoco para entender la obsesión por las ventanas del pintor, una presencia constante en todas sus obras que lo aleja de la pintura de género habitual de la época.
¿Quién fue y por qué pintaba lo que pintaba? Para complicar el rompecabezas, sus cuadros debieron ser apreciados en su momento, porque la citada obra de Viena fue adquirida desde el principio para la colección del archiduque Leopoldo Guillermo de Austria, quien fue gobernador de los Países Bajos españoles entre 1647-1656. Más aún, en el inventario de 1659 de dicha colección aparece otra obra de Vrel, Interior con una mujer enferma ante una chimenea, ahora en la Leiden Collection de Nueva York.
¿Cómo es posible que todo un gobernador tuviera las obras de un desconocido en su valioso conjunto? ¿Era ya un pintor cotizado? Y si lo era, ¿cómo es que no existen otras referencias? El archiduque era además aficionado a la pintura histórica, en las antípodas de la pintura de género de Vrel, por lo que se cree que fue David Teniers el Joven, pintor de la corte, quien se encargó de su compra.
La investigación: Un apellido imposible
Tan difícil es el personaje, que la anotación en la colección del archiduque es todo lo que tenemos de él. Se ha especulado con que el nombre de Vrel es tan raro que tal vez no se trate de un apellido, se ha rebuscado en los archivos ahora digitalizados de Amberes y Bruselas, también en el sur de los Países Bajos, con resultados igualmente negativos; solo en Amsterdam aparece un Antie Vrel, hermano de un comerciante de vinos llamado Jan Verel, y en Rotterdam un Jacobus Verel, maestro de escuela. ¿Se trata de uno de ellos? El comerciante de vinos podría ser un buen candidato, ya que trataba con caldos venidos de Delf, y justamente con esa escuela se ha vinculado al artista, aunque sus interiores son varios años anteriores.
Porque una parte de la obra de Vrel son interiores con la sola presencia de una mujer, ataviada con faldas oscuras, chal y gorro blanco; pueden estar leyendo o limpiando, ensimismadas y ajenas a cuanto las rodea, y siempre en presencia de ventanas, abiertas o cerradas, tras las que se insinúa en ocasiones una figura; en el caso de Mujer leyendo, la visión fugar de un niño, del que la mujer no es consciente, y que mira en silencio hacia el interior, confiere al cuadro un aire más que tenebroso.
Con lupa
Se han estudiado los cuadros al detalle buscando claves. En uno aparece una estatua africana, ¿dónde la había visto el pintor'
El resto de las obras son escenas callejeras propias de una ciudad holandesa del siglo XVII, en las que dispone numerosas figuras como en un marco teatral, edificios a través de cuyas ventanas se asoman personajes y, en una ocasión, unos capuchinos, lo que ha hecho buscar las ciudades neerlandesas en que estaba presente la orden. Casi todos los cuadros aparecen firmados de la misma manera, en un papel en el suelo.
Los historiadores del arte han analizado cualquier detalle en los cuadros que pueda dar una pista, y así, en Interior holandés, que se conserva en el Musée des Beaux-Arts de Bruselas, Vrel ha situado una escultura propia del África Occidental. ¿Dónde la había visto el artista?
La monografía constituye la primera catalogación de todas las obras del enigmático pintor, cuya exposición reivindicativa en la Fundación Custodia de París, la Alte Pinakothek de Munich y el Mauritshuis de La Haya obligó a aplazar la pandemia. Los tres comisarios de la exposición han pedido a través de Codart, la red internacional de expertos en arte neerlandés y flamenco, la colaboración ciudadana para localizar dos pinturas y dos dibujos de los que se ha perdido la pista. Un misterio en un siglo en el que parece que ya no queda ninguno.
Fuentes: Piet Bakker, ‘Jacobus Vrel’, en ‘The Leiden Collection; Quentin Buvelot, ‘Verschood MEETS Vrel’, Codart Fondation, Walter liedtke, ‘vermeer y la escuela de delf’
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