El "arropiero" mató a casi medio centenar de personas, era necrófilo y poseedor del cromosoma XYY o "de la criminalidad".
El Arropiero: el asesino más sangriento de España
Manuel Delgado de Villegas, más conocido como El Arropiero, protagonizó algunos de los crímenes más brutales y sorprendentes que ha sufrido España. Ocurrió entre las décadas de los 60 y 70, y a día de hoy se le sigue considerando el peor asesino de la historia del país.
Una infancia marcada por la pobreza, el maltrato y unas cualidades físicas desmesuradas hicieron mella en una mente vulnerable a problemas psicológicos. El resultado: un asesino violento y volátil que actuaba por impulso, incapaz de diferenciar el bien del mal.
Desde que nació, la vida de Villegas estuvo plagada de incógnitas, y ni tan siquiera existe información fiable acerca de la fecha exacta de su nacimiento.
Se sabe que su madre murió en el parto y que se crió con su padre en un barrio sevillano, una zona prácticamente chabolista. Su infancia, marcada por la orfandad, los malos tratos de su padre y su bajo coeficiente intelectual, forjó su personalidad adulta y desencadenó los brotes de violencia y agresividad, agravados por una fuerza desmedida. No le importaba con quien tuviera que enfrentarse, se encaraba con quien fuese.
Con 18 años se alistó en la Legión, donde aprendió un movimiento característico con el que acabó con algunas de sus víctimas, el “Golpe del legionario” como lo apodó la prensa.
Tras una breve estancia, abandonó el ejército y se dedicó a la vida nómada por Europa. Durante ese tiempo también se aficionó a los estupefacientes. Una adición que costeó vendiendo su cuerpo en la calle y su sangre en centros privados. Esta entrada en la prostitución, parece haber estado marcada en parte por una sexualidad precoz.
Todos esos aspectos de la vida de Manuel Delgado Villegas parecen dar peso al perfil psicopático que dibujó el criminólogo que investigó sus asesinatos, el inspector Salvador Ortega: el Arropiero era un sujeto dominado por un sentimiento de inferioridad cuyos episodios de violencia eran desatados por una mezcla de impulsos sexuales desenfrenados, ira al sentirse menospreciado por su retraso mental y una percepción de la realidad completamente trastocada.
Los hechos, una carrera criminal llena de horror
La carrera criminal de Manuel Delgado de Villegas está sembrada de asesinatos bestiales y poco elaborados en los que imperaban la aleatoriedad y el impulso del momento. Acababa con sus víctimas con métodos brutales pero actuando con frialdad y, en ocasiones, dejaba el cadáver irreconocible. Como si sus ataques correspondiesen a brotes psicóticos que lo sumían en un trance.
Su crimen más atroz y que más sobrecogió al país fue el cometido contra una anciana de 68 años, a quien después de matar de un golpe en la cabeza y arrojar por un barrando, violó durante los cuatro días posteriores.
Durante la investigación posterior a su detención, fue este delito en concreto el que evidenció el alejamiento de la realidad de Manuel Delgado Villegas: al describirlo durante los interrogatorios, el Arropiero siempre se refirió a la anciana como “una chavala de 19 años”.
Patrones de los crímenes y la detención
El “tragantón” o “golpe del legionario”: Durante su estancia en la Legión aprendió un golpe de kárate llamado “tragantón” en España con el que se cobraría la vida de muchas de sus víctimas. Se trataba de un fuerte golpe en la garganta, que acabó siendo uno de sus patrones de asesinato, una de sus marcas de identidad.
Las mujeres: La mayoría de sus víctimas fueron mujeres que, según Villegas, le solicitaban favores sexuales, pero también asesinaba por robo u ofensas hacia él. Las mataba estrangulando, utilizando el “tragantón” o con golpes en la cabeza; no existía un modus operandi claro, aunque la brutalidad siempre estaba presente en sus crímenes.
La necrofilia: La necrofilia, otro de sus rasgos distintivos, también estaba entre sus prácticas más habituales.
Estos factores han llevado a considerarlo un asesino muy particular, y uno de los más aterradores del país.
La detención del Arropiero
La pista que llevó a la policía hasta él fue la desaparición de una mujer de 38 años en enero de 1971.
La mujer tenía una discapacidad psíquica, era popular por su promiscuidad y estaba saliendo con Manuel Delgado de Villegas, de quien la policía no tenía ninguna sospecha. Los agentes descubrieron que este se había escapado y enseguida le encontraron y detuvieron n un descampado de El Pilar (Cádiz). Villegas no tardó en confesar el crimen y condujo a los agentes hasta el cadáver de la desaparecida. La mujer había sido asesinada por estrangulamiento mientras tenían relaciones sexuales y, su cuerpo, profanado durante los tres días posteriores.
Jamás fue juzgado de manera oficial
Cuando fue detenido por el asesinato de la mujer en 1971, siete años después de su primer asesinato constatado, se auto inculpó de hasta 48 homicidios más que habrían sido perpetrados por toda Europa. Sin embargo, la policía solo llegó a probar siete de estos asesinatos.
Los exámenes psicológicos determinaron en Villegas una seria enfermedad mental que le impedía diferenciar entre el bien y el mal. Esta enfermedad le libró de su responsabilidad penal e hizo que no fuera juzgado de forma oficial.
Manuel el Arropiero fue internado en un centro psiquiátrico de Madrid durante 20 años, hasta que en 1996 fue trasladado a otro de Barcelona. Falleció por una enfermedad pulmonar en 1998. Manuel Delgado de Villegas ha pasado a la historia de España como el peor asesino que habido en el país.
Comments