Recupero hoy el artículo de La Vanguardia acerca de la visita a la ciudad condal de Arthur Conan Doyle y un detective de Scotland Yard
El 11 de septiembre de 1909 el escritor escocés Sir Arthur Conan Doyle zarpó del puerto de Southampton para llevar a cabo un viaje por Portugal, España y Marruecos. El desplazamiento se hizo a bordo del barco Dunnotar Castle, que llegó al puerto barcelonés el 26 de septiembre. Los turistas fueron recibidos por una comisión de la Sociedad de Atracción de Forasteros que entregó álbumes de la Ciudad Condal a las señoras. Conan Doyle fue recibido por el traductor de Sherlock Holmes en Catalunya y autor dramático Salvador Vilaregut, por el jefe de servicios de la policía de Barcelona Lleó Antoni y por el comediógrafo y editor Salvador Bonavia.
Aunque la visita fue efímera, porque al día siguiente partía hacia Marsella, el escritor y el resto de pasajeros visitaron las Casas Consistoriales, la Diputación, la Catedral, Santa Maria del Mar y el Palau de la Música. Lástima que no permaneciera más tiempo, porque quizá habría conocido que parte de sus historias se habían editado en catalán en el semanario Literatura Sensacional y que el 22 de abril de 1908 se había estrenado en el Teatro Principal de Barcelona la obra El detective Sherlock Holmes. Comèdia melodramàtica en cinch actes y sis quadros.
Charles Arrow: el Holmes de Barcelona
Los diversos atentados anarquistas sucedidos a finales del siglo XIX e inicios del XX comportaron que el presidente del Gobierno español Antonio Maura nombrara al jurista Ángel Ossorio gobernador civil de Barcelona, para poner fin a la delicada situación. A pesar de este movimiento político, el presidente de la Diputación de Barcelona, Joaquim Sostres, el alcalde de Barcelona, Domènec Sanllehy, y el líder de la Lliga Regionalista, Enric Prat de la Riba, se reunieron para crear un cuerpo secreto de policía.
El 21 de febrero de 1907 el entonces diputado de la Diputación Josep Puig i Cadafalch se desplazó a Londres con el vicecónsul británico en Barcelona, George R. Smither, para conseguir los servicios de un inspector de Scotland Yard. Después de consultar al Foreign Office y al Home Office, seleccionaron al inspector jefe del Departamento de Investigación Criminal de Scotland Yard Charles John Arrow Matthews, conocido como Sherlock Arrow. El 16 de abril de 1907 fue contratado por 800 libras el primer año, 900 el segundo y 1.000 el tercero. Más un suplemento de 200 libras para gastos.
Ante la expectación creada, Arrow llegó de incógnito a Barcelona con el nombre de Mr. Matthews. El detective londinense se incorporó a su trabajo el 17 de julio porque aquel día cumplía veintiséis años de servicio, lo que le garantizaba la pensión de jubilación. El 21 de julio de 1907 se creó la Oficina de Investigación Criminal, en la calle Sant Honorat, 1, de Barcelona, pero no fue ratificada hasta el 20 de enero de 1908. Como un extranjero no podía dirigir la oficina, lo nombraron asesor y escogieron como jefe al cabo de los Mossos d’Esquadra Ramon Mas.
La Oficina de Investigación Criminal: Políticos de la Lliga decidieron contratar a un detective de Scotland Yard para crear un nuevo cuerpo secreto de policía
La situación laboral de Charles Arrow se complicó porque ninguna entidad privada o gobierno local podía crear una policía propia sin chocar con la competencia estatal. Por lo tanto, el grupo no podía llamarse policía ni hacer detenciones. Además, el terrorista y confidente policial Joan Rull, que había colocado varias bombas en torno a la Rambla, había sido detenido. Precisamente, esta era uno de los principales cometidos para los que se había contratado a Arrow, lo que disminuyó todavía más su campo de actuación.
Por si fuera poco, el detective inglés sufrió una virulenta oposición del movimiento obrero y de su prensa. El 11 de agosto de 1907 partidarios del Partido Republicano Radical organizaron un acto en el Teatro Condal para protestar porque la policía estaba supeditada a un extranjero. En el encuentro murió una persona y la prensa lerrouxista y republicana acusaron al inspector, aunque no había estado presente. Ante esta situación, se marchó a Madrid para aprender castellano y encontrar cierta tranquilidad. Allí habló con la embajada británica para explicarles que no todas las bombas habían sido puestas por los anarquistas, sino por agentes de Madrid interesados en desacreditar Barcelona y el regionalismo catalán.
A su regreso, se encontró con un complot contra él por parte de Ramon Mas y seis hombres más de la oficina. Este fue sustituido, pero en su lugar pusieron al escribiente Eduardo Pérez, que también formaba parte del complot. En las postrimerías de julio la mencionada comisión política clausuró la oficina y el 20 de agosto de 1909 Arrow fue despedido. Eso comportó que hablara con el Foreign Office para explicarles que los lligaires, que presidían la Diputación, lo habían contratado para poner en evidencia al Gobierno español por no controlar la situación social.
No obstante, el presidente Maura aumentó la presión policial y el entonces presidente de la Diputación Prat de la Riba clausuró la oficina como gesto conciliador. En definitiva, Charles Arrow fue utilizado por la disputa política entre el gobierno español y el catalán, ya que su tarea fue prácticamente nula. Después de intentar cobrar el resto del contrato –desconocemos si lo consiguió–, fundó la agencia de investigación Arrow’s Detective Agency, en el edificio de Rolls Chambers de Chancery Lane de Londres.
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