Hoy un poco más sobre parte importante de mi proceso de creación.
Los que me conocéis, ya sabéis que soy muy tecnológico y muy de plataforma Apple, aunque también de Linux, y eso implica que habitualmente escribo con herramientas tecnológicas (ya sean relatos, novelas, notas o ideas). El uso de estas tecnologías (sobre todo lo servicios en nube como iCloud) me sirven para tener siempre a mano mis textos y poder disponer de ellos desde ordenador, móvil, tablet o lo que sea. Donde sea y cómo sea. Esto me ayuda muchísmo a no perder notas pero también a optimizar mi tiempo.
Sin embargo, hay algo especial en la escritura a mano. El contacto del lápiz o el boli con el papel hace que las sensaciones sean distintas y nuestro proceso mental cambie.
Diversos estudios han hallado que la escritura manual se asocia con una retención a largo plazo de la información, con una mejor organización del pensamiento y una mayor capacidad para generar ideas nuevas, en comparación con lo que sucede cuando se escribe en un teclado. Los motivos de que esto suceda no están del todo claros, pero hay diversas hipótesis.
Una de las que genera más consenso es la que explica que, al escribir a mano, cada letra de cada palabra exige una acción precisa y diferente. En cambio, al escribir en un teclado, la acción para cada letra es siempre la misma: presionar un botón (o un sitio en una pantalla). El esfuerzo mayor que representa la escritura manual de cada signo hace que también sea más profunda la huella que esa escritura deja en el cerebro, una huella que parece ser fundamental al momento de aprender cosas nuevas.
Es por esta razón que, a pesar de ser cómo soy, siempre copio mis referencias (citas de libros, referencias históricas, fotos, etc.) en distintos cuadernos según el tema (Literatura, Historia, Referencias Generales, Japón, WWII...) y lo hago a mano. Es cierto que luego indexo esas referencias en una hoja de cálculo para saber rápidamente dónde está cada una, pero el resto lo hago a mano.
Ya sabéis algo más de mi proceso de creación... Hasta la próxima...
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