Después de la lectura, muchos lectores me comentan que por fin entienden lo que significa para mí el término 'transgénero' de mis novelas y, sobre todo, valoran el trato que doy a todos los personajes.
Agradezco mucho los comentarios porque, para mí, no existen el 'tipo bueno' ni 'el mejor amigo' ni la 'puta con el corazón de oro' y los estereotipos similares no encajan en el tipo de historia que quiero explicar. Como escritor, si pretendo que mi verdad llegue al lector que vive en el mismo mundo real que yo, debo intentar que mis historias -o como mínimo mis personajes- sean verosímiles y solo lo puedo lograr si son reales o, como mínimo, lo parecen.
En la vida real, nadie es un estereotipo, incluso algunos que querrían parecerlo. Todos tenemos nuestro pasado, nuestro background, nuestras simpatías y, sobre todo, nuestro carácter. Por tanto, como escritor, no puedo pretender que mis lectores se sientan identificados con unos personajes que no se sienten como reales.
Stephen King lo expresaba muy bien, de nuevo en Mientras escribo:
En la vida real, todos nos vemos a nosotros mismos como protagonistas, como personaje principal, [...], la cámara nos sigue. Si puedes llevar esta actitud a tu ficción, no te será más fácil crear personajes brillantes, pero será más difícil crear el tipo de personaje unidimensional que llena las páginas de la ficción pop.
Por eso, cuando concibo una historia, todos mis personajes tienen en mi cabeza un pasado, una historia más o menos definida que, aproveche o no después, me ayuda -y guía- a través de sus diálogos, sus reacciones y sus finales.
Espero poder continuar con las buenas opiniones acerca de Obsesión. Muchas gracias a todos.
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